martes, 14 de octubre de 2025
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Oscureciendo el Debate: Argumentos ad Hominem

Programas de televisión orientados al raiting, con no muchos panelistas, con no mas de 20 segundos de participación por vez cuyo único objetivo es el «golpe de efecto»

En una situación de discusión, sea esta de manera protagónica o como simple espectador, en el trabajo, en la universidad, en familia, con amigos, etc.; o hasta inclusive y sobre todo en los medios de comunicación; es importante reconocer el uso de esta falacia tan habitual. Ante el deber de las partes de argumentar de manera puntual, para que, ellos o quienes escuchen, puedan llevarse algo importante a cambio, lo único que se intenta es doblegar al otro. No es un intento por mejorar la sociedad en ese punto en particular, sino que los demás sepan quién manda. Por partido político, por número de simpatizantes, por rating televisivo, etc. Y que mas fácil para ello que la descalificación del oponente.  Es mas fácil que argumentar.  Tiene mas efecto.  Hace el GOL ahí, ¡en el momento!

Ante una situación de crisis, de conflicto, no creo que seamos una sociedad (y aquí ya lo digo como argentino) de desmenuzar un tema para encontrar la solución. La vorágine del “quien manda” se lo lleva todo. Es el único gol válido, daría la impresión. Estamos acostumbrados a restarle importancia al punto en cuestión, y centrarnos en quienes están de cada lado.

“- Esto no es fútbol…” se suele decir, tanto en los ambientes políticos, periodísticos, y académicos.  Futbolizar todo acontecimiento es erróneo. Echarle la culpa a esa actividad como diciendo “viene de allí”, no es nuestro, es sacarse la culpa ante nuestra incapacidad para debatir razonablemente. Una legitimación de la pobreza en el intercambio de ideas.

Desde que, el filósofo inglés John Locke clasificara cierto tipo de juicios como argumentum ad hominem —argumento dirigido a la persona—, éstos se han entendido en muchos casos como la forma de falacia más común.

Se incurre en el argumentum ad hominem cuando se tergiversa un argumento válido y se afirma que “x” es una proposición falsa porque la persona que la afirmó tiene algún defecto atacable, en lugar de verificarse la veracidad de “x”. En otras palabras, cuando en lugar de ocuparse de la validez de la proposición, se hace una crítica moral al interlocutor. La falacia, entonces, consiste en eludir el tema y dar solo una opinión personal irrelevante sobre la moralidad del otro.

No debe confundirse esta falacia con su opuesta: argumentum ad verecundiam (o argumento de autoridad).  Esta ocurre cuando un profesional o autoridad académica o técnica da como razón sobre un argumento, el hecho de haber estudiado una carrera universitaria o bien sus credenciales o autoridad académica. Por ejemplo: “Te lo digo yo, que soy abogado”.  Nuevamente en esta falacia no se analiza el argumento en sí. Se da por aceptado solo por quien la sostiene. De la misma manera que en la falacia “ad-hominem” se da por inaceptable también por quien la sostiene.

Quien ataca a la persona sin reconocer la veracidad del mensaje, es debido a que se centra en la camiseta del equipo.  Es una manera de tergiversar la realidad.  Es la manera predilecta del populismo que hoy en día padecemos en nuestro país. Ese populismo que empieza por borrar la lógica de cada uno de nosotros, para imponer luego en todo ámbito de la sociedad, slogans tan fáciles como vacíos.

En nuestro país nos debemos un nivel de conversación diferente. Un debate honesto intelectualmente. Sin chicanas que oculten lo que no puede justificarse racionalmente. Que eduquen y generen responsabilidad en los comunicadores.

Seamos espectadores exigentes y sedientos de argumentos racionales. Obliguemos y obliguémonos a un debate elevado.

La Historia de los Vencedores

En todo momento hay un vencedor.  Aunque ya no es aquel que ganó la guerra. No es el triunfador bélico. Hablamos de otro tipo de vencedores.  Los que ganaron la batalla de los medios.  La batalla por la conquista de las mentes.  Y ellos, son vencedores porque han impuesto su historia.  La han transformado en la historia que nos cuenta todos los días. En la escuela, en la universidad, en los medios de comunicación, en las redes.  Su presencia constante, subliminal y omnipresente cala tan hondo, que su historia se ha vuelto la verdad indiscutible.

Caricatura del canal estatal infantil «Paka-Paka»

Pero, ¿quiénes son hoy los vencedores?  Solo basta presenciar una clase en la Universidad o en un colegio secundario. O leer uno de los textos oficiales. No son aquellos que defienden los valores de la libertad.  No, claramente no.

El ejercicio a realizar, es ver la historia que se cuenta, y bajo ningún concepto considerarla la única, o la verdad última. El ejercicio es entender que hay más de una historia, más de un punto de vista.  ¿Qué han hecho estos vencedores del relato más que cercenar disidencias? Y esto tiene una razón de ser: mostrarse como la única historia, porque si una persona puede pensar diferente, si puede imaginar una historia diferente, ellos no tienen control sobre ella. Y estos vencedores saben muy bien ello, por eso al librepensador, al que se opone, lo estigmatizan.   Porque vencer en el relato consiste en un mecanismo de anulación de otros posibles vencedores. Cuentan con ese inconsciente colectivo que trasporta las ideas de generación en generación para asegurarse el criterio único, la monopolización de la razón.

Walter Benjamin

Walter Benjamin escribía en el año 1940, que sería el último de su vida, sus Tesis de filosofía de la historia. En ellas declara que la historia la cuentan los vencedores.

Filósofo, traductor, escritor, poeta. Sufriendo el ser judío en la Alemania nazi, Walter Benjamin vive en el dolor del exilio. El 26 de septiembre de 1940, a la hora de cruzar la frontera franco-española en Portbou, su visa estadounidense no es aceptada. Antes que retroceder y caer en manos de la Gestapo, el autor decide acabar con su vida ingiriendo una sobredosis de morfina.

Quien ha sido vencido por la historia, quien ha tenido que renunciar a su vida, no puede hacer más que intentar redimir el pasado, intentar contar su historia, la de los vencidos.

Han pasado muchos años desde el nacimiento del fascismo, y de las dictaduras comunistas. Quizás, hasta las vemos lejanas. Sin embargo, seguimos discutiendo los mismos problemas. Seguimos intentando ser libres en un sistema que no tolera la disidencia, que no tolera a “otro”. Seguimos luchando contra el totalitarismo ideológico. Tanto es así, que la palabra “liberalismo” hoy es recibida con el ceño fruncido, cuando debería ser bienvenida. Porque el liberalismo no es sino poder vivir sin que otro imponga su forma, y sin imponernos a otros. ¿Hay acaso valor más sagrado? ¿Hay acaso mayor anhelo que vivir y dejar vivir?

Libro de lectura 2do gobierno de J. D. Perón

Pero los vencedores han sido inteligentes, muy inteligentes, por eso han vencido. Han asociado la palabra “liberalismo” a una forma económica, y con esta excusa han impuesto su forma de vivir, asfixiando a ese otro, que tanto molesta al vencedor. Han impuesto su doctrina, puesto que una ideología que se considera a sí misma la única válida no es más que una doctrina, desde la cuna. Han hecho creer a nuestros niños, a nuestros jóvenes, y a los que ahora son adultos, que pensar diferente está mal. Por si acaso, el que piensa diferente calla. ¿Cómo quitamos este impedimento de la mente de nuestra gente? ¿Cómo recordarles el valor del libre pensamiento?

Derecha, izquierda, ¿nada más? ¿Tan poca imaginación nos han permitido desarrollar? ¿Cómo podemos ser libres, si nos han quitado la posibilidad de imaginar? El reduccionismo es su arma letal.  Quizás, convenga un poco reflexionar en ese concepto de “la moral del Rebaño” de Friedrich Nietzsche, esa crítica terrible al comportamiento humano puramente sumiso e irreflexivo sobre los valores dominantes. Pero no sólo la crítica, sino también una invitación a rebelarse contra la moral imperante e imaginar algo diferente.

Primero hay que poner en duda la historia, esa historia que ha escrito el vencedor, todo lo que te han contado, todo lo que te han asegurado que es verdad. Si ponemos esto en duda, seremos libres para poder imaginar, para poder pensar por nosotros mismos, y crear algo mejor que lo que nos ofrece ese vencedor.

¡ Dudar, pensar, y ser libre para imaginar !

El Libre Mercado de las Relaciones Personales

En las relaciones afectivas personales, sean estas de índole parental, de amistad, de pareja; las personas privilegiamos (en general en forma inconsciente) nuestros gustos. El entorno, la cultura, etc; contribuyen a definir nuestro involuntario “sistema de preferencias afectivo” que cada uno posee.  De la misma manera, estamos expuestos a que el otro/a, nuestra pareja,  amigos/as del club o de la escuela etc.; estén a gusto con nosotros.  De esa forma se logra una convivencia respetuosa desde y hacia los demás.

Podemos decir entonces que las relaciones afectivas tienen un “acuerdo entre partes”.  Este término junto a “sistema de preferencias” nos llevan y nos recuerdan lo que muchas veces leemos en los libros de economía, y vemos en la práctica en las transacciones comerciales.

¿Nunca se pusieron a pensar que una relación de esta naturaleza tan personal, tiene una lógica de mercado? Atención:  de libre mercado.   ¿Cómo es esto?.  Bien, veamos: ¿preferirías unos padres, hijos, amigos, pareja o sistema político que te robe, te maltrate, te pegue, te haga bullying o, en definitiva, no dé hacia tu persona lo mejor de ellos mismos? Y viceversa, ¿no es lógico que ellos estén esperando la mejor versión de ti mismo?  Podemos trasladar esta visión también a tus vecinos, ciudadanos en la vía pública o el político también.

En las relaciones humanas, no hay que esperar a que el otro te de algo que uno no esté dispuesto a ofrecer, primero hay que dar. Este es un sabio principio.  De la misma manera, citando a A. Benegas Lynch (h), “la oferta viene primero que la demanda”.  Por ende, ¿estamos dispuestos a dar (ofrecer en el mercado) lo mejor en nuestra relación con la familia, con nuestras amistades, en el trabajo, con tu pareja, en la convivencia social; y que, de esa manera, nos elijan (haya demanda), día a día? ¿Y los políticos, están dispuestos a ello?

Si lo sé, es un hilo muy delgado.  ¡A la familia no se la elige!, se puede decir.  Bueno, pero hasta un cierto punto. O, mejor dicho, cuando la oferta no funciona por un determinado tiempo, la relación también tiende a terminar, o al menos,  se hace mas lejana. Siempre habra una posibilidad de mejorar,  de reveer,  y de consultar ayuda especializada. Porque para los seres humanos, los vínculos personales y familiares, son probablemente la parte mas importante de nuestra vida.

La naturalidad de los mercados:

Lo desarrollado hasta aquí nos muestra lo parecido a las vinculaciones afectivas que son las situaciones de mercado, donde de manera voluntaria, las partes intercambian derechos de propiedad en una libre concurrencia donde ambas partes ganan.  Porque, en definitiva, ofrecer un bien o servicio a cambio de un valor económico sea este en moneda, especie o servicio, ¿no tiene su correspondencia en lo socio-afectivo? Podemos hacer una similtud, solo que nos intercambiamos valores afectivos, sociales, públicos, etc.

Fuente propia

¿No hay un continuo descubrimiento Hayekiano de transmisión de información? Pero en lugar de que ese intercambio sea a través de un “benchamarking” de productos y servicios, es en uno de pasiones, buenos modales, abrazos, sonrisas, reuniones sociales, agradecimientos, mejora en un servicio público; en fin; valores más caros aún a los individuos, que los meros valores económicos.

Cuando deseamos estar con esa persona que amamos, por su buen trato hacia nosotros, nos sentimos muy bien a su lado. Porque nos gusta en lo afectivo, en la convivencia, físicamente es atractiva/o, queremos compartir nuestro tiempo con ese ser. ¿No es eso la lógica retribución? ¿No es una oferta que estoy obteniendo? Y a cambio ¿no estaría también yo retribuyendo para que, esa interacción voluntaria y de descubrimiento se siga desarrollando?  Ahora bien, si aparecen momentos de desgano, o de destrato, o simplemente si ya no estaría alguna de las partes dando lo mejor de sí (oferta), el otro ¿estaría dispuesto a continuar en esta situación (seguiría demandando y ofreciendo)?  ¿Esa gratitud es una foto? ¿o uno debe esforzarse en una mejora continua?   La elección es una cuestión de voluntad personal. Siempre.

La maldita competencia, aquí también:

Y acá, ¿con quien se compite?  Bien, en principio, con nuestro propio pasado (y si, a veces los productos van decayendo en la calidad…). Lo bien que estábamos antes (¡que frase!). También observando y comparando una situación personal con el trato de otros padres, otros hijos, entre otros grupos de amigos, entre otras parejas, con otra pareja anterior, etc.

Siempre se dice que no se debe exigir amor si no lo hay.  Sabio, realmente. Y triste cuando el reconocimiento es mejor que el sufrimiento, pero las personas a veces deben continuar su “descubrimiento” por otro camino.

Y lo notable, es que hay economistas que piensan que no deba ser así. Creen que controlando la vida económica de los individuos y las empresas, se logra el bienestar general.  O lo que es peor, piensan que pueden reemplazar o interpretar sus preferencias individuales.  Tremenda contradicción.

Espejo de la vida real

Nadie puede obligarte a sentir lo que uno no siente.  Nadie puede obligarte a tener afectos. La vida es así de simple.  Somo animales libres que elegimos, siempre.  Con consciencia, o sin ella. Pero elegimos.  Y la política económica, ¿no se debería ir por el mismo carril que el resto de las actividades humanas?

Como en la vida personal, nadie puede tolerar la violencia, el bullying y la coacción. En los mercados tampoco. El matón que pide dinero a cambio de protección en China-Town no es el resultado de una libre transacción.  Es justamente lo que pasa cuando hay un déficit en el cumplimiento de la ley.  Recordemos, el libre mercado para ser tal debe además de autónomo, ser responsable, y este último punto nos lleva a normas, valores, un mecanismo por el cual el sistema fluya para no tolerar tales situaciones, y que se actúe de manera fidedigna para siempre proteger a la libertad de los individuos, nunca el colectivo (algún grupo social) puede estar por encima de este. Y si lo está, que el individuo tenga las herramientas en el sistema para ser protegido, como la igualdad ante la ley, y el resto de los infractores puedan ser penados con eficacia. Que se entienda que el sistema funciona, autónomo, si; sin reglas, no.

Mijaíl Gorbachov
“El mercado no es una invención del capitalismo. Ha existido durante siglos. Es una invención de la civilización”.

En una sociedad tanto en las relaciones socio-afectivas, como en la política misma, no podemos perder de vista la libertad, elegir con responsabilidad nuestras decisiones, sin coacción ni obligados a punta de pistola. Las mismas pueden cambiar (no son una foto estática), con la misma naturalidad que cambia nuestro sistema de preferencias (como proceso evolutivo continuo).

Finalmente, ¿son los mercados una entelequia diseñada por economistas? ¿O son mas bien la traslación de la propia existencia humana a las relaciones comerciales?  Podemos decir que es una forma “aséptica”, rodeada por teorizaciones elaboradas durante mas de 200 años, de ejercer lo mas natural que sabe hacer el hombre: relacionarse.  En realidad, existen desde que el hombre es hombre y solo los hemos convertido en doctrina, por una mera convención.

Charla sobre La Expropiación

Liberalismo y Bienestar General

En estos últimos doscientos años, los seres humanos, han venido teniendo mejoras sustanciales con respecto a cómo viven, como trabajan, que aprenden, como se relacionan socialmente, como alcanzan su desarrollo personal, etc.  Esto ha sido posible por un lado gracias a los saltos tecnológicos que nos permitió darle velocidad a los cambios, y por otro a la mejora en las relaciones de convivencia, producto del pasaje de sistemas monárquicos (donde el Rey era Gobierno y Juez) a Estados Democráticos, por el cual las mismas Constituciones fueron brindando esta separación de poderes.

Ambos factores están relacionados. No sería posible que el ser humano se desenvuelva mejor en un ambiente rígido, de un poder unipersonal a uno por el cual, al respeto por la vida y las libertades individuales sean las premisas donde se funda el sistema.

La libertad como sistema de vida

Si bien existen varios estudios que confirman este hecho, voy a citar uno de ellos, el estudio realizado por el economista Max Roser de la Universidad de Oxford, donde da cuenta que, en el año 1820, solo el 0.92% de la población mundial vivía en Democracia. Luego se dan dos hechos que hacen dar un salto importante: primero la salida de la 2da guerra mundial, pasando de un 9.37% en 1942 a más del 30% en 1947; y segundo la caída del muro de Berlín del 41% en 1989 a 47% en 1991. Para el 2015 alrededor del 55% del planeta vive en libertad.

En un sistema democrático y republicano, si un gobierno se equivoca, que mejor que las personas (sean estas ciudadanas, periodistas, etc.) puedan expresarse tanto a favor como en contra; que el ejecutivo vea sus equivocaciones y revise su proyecto político o que, le suceda otro para ese beneficio mayor que es la sociedad.  Los parámetros de libertad de expresión y elección son los que hace esto posible.

La disminución de la pobreza extrema

De la misma manera, para el caso de la pobreza, en el año 1820 había un 90% de pobres extremos (90-10), contra el 2015, que son solo el 10% (10-90).                 

Source: Gapminder and the World Bank

Quizás el mayor error conceptual acerca de este proceso de crecimiento de la riqueza (o disminución de la pobreza), es suponer que esto se debe al mero avance tecnológico.  Aun así, deberíamos poder explicar el porqué del avance tecnológico.  Como es que la humanidad tuvo ínfimos avances tecnológicos durante los 1000 años de la Edad Media, muy pocos durante los siguientes 300 años de la Edad Moderna, y luego en forma vertiginosa a partir de la primera, pero en especial desde la segunda Revolución Industrial. ¿Se trató de un factor “acumulativo” que explotó en forma exponencial cuando llegó a un determinado punto? Si fuera así, ¿cuál fue el detonante?

La realidad es que esta visión está mirando el “efecto”.  Por eso no puede explicar el proceso.  Está mirando el fenómeno al revés.  La relación causa-efecto, es como lo expresamos, las “nuevas ideas”. Es el constitucionalismo y su secuela de libertad, a la vez combinada con la entronización de la ciencia por sobre los dogmas (justamente porque existió libertad para pensar diferente), la que originó el avance de la ciencia en todos los campos, desde fines del siglo XVIII.  Este avance científico combinado con nuevas ideas políticas sobre la economía, parieron la revolución industrial, los avances en la salubridad y la expectativa de vida, y finalmente, una rueda que pudo girar LIBREMENTE por primera vez en la historia humana:  el círculo virtuoso entre interés económico empresario y la satisfacción de necesidades humanas.

El avance tecnológico no es un impulsor, es consecuencia y refuerzo del sistema.   He aquí el motor.

Realidad vs. sensación

Sin embargo, muy poca gente cree que el mundo mejora en cuanto a la pobreza extrema, la educación básica, las personas que viven en democracia, la libertad, etc.  Max Roser añade en una entrevista al diario El País que: “…los cambios positivos necesitan mucho tiempo”, ya que las tendencias se construyen a lo largo de décadas o incluso siglos. En cambio, nuestra psicología hace que prestemos más atención a los eventos negativos, ya que podrían suponer un peligro, y además los medios nos fijamos menos en las tendencias a largo plazo y más en eventos, que a menudo son negativos, como las crisis económicas, atentados, accidentes…”.

Y por último para demostrarlo añade: “…debemos fijarnos en lo que sigue mal para intentar mejorarlo. Eso sí, ver lo que va bien nos anima a continuar y a darnos cuenta de que podemos contribuir a mejorar las cosas, aunque no nos lo parezca. De hecho, el cambio principal en estos 200 años es que nos hemos dado cuenta que estos problemas se pueden solucionar. En cambio, hace dos siglos ni siquiera sabíamos que había un problema…”.

Es interesante observar en el cuadro a continuación (estudio de Libertad Económica del Heritage Foundation) donde se destaca que, a mayor libertad, mejor el rendimiento en educación, protección ambiental, reducción de la pobreza, crecimiento económico y por ende, mayor bienestar general.

Source: https://www.heritage.org/index/ranking

 La Argentina

En dicho estudio, se posiciona a la Argentina en el puesto 169 sobre 178 países en el 2016 y ahora en el 2020 en el puesto 149 sobre 180. Somos penalizados sobre todo en libertad de mercado (negocios e inversiones), en las regulaciones laborales, monetarias, y en lo fiscal.

Freedom in the World – 2019 (Fuente FreedomHouse.org)

Por otro lado, en el análisis, ya no en lo concerniente a la libertad económica, sino sobre las libertades sociales, el Freedom in the world del Freedom House, pone a nuestro país en una buena posición, dándole un puntaje interesante a los derechos civiles, aunque con un modesto score a los derechos políticos.  Da una recomendación para las democracias, para fortalecer y proteger los valores de estas, que van desde el respeto a los DDHH en nuestro país, fomentar la “comprensión pública” de los principios democráticos entre los jóvenes sobre todo, favorecer leyes que protejan contra la influencia extranjera sobre los funcionarios, contra la injerencias en las elecciones, y exigir a las redes sociales que no desinformen en sus plataformas. Por último, y ya saliendo de la esfera doméstica, defender y expandir la democracia en el mundo.

También recomienda al sector privado adherirse a los principios rectores de empresas de la ONU y DDHH, contrarrestando los avances de la censura de países que lo hacen desde el Estado, dando de ejemplo a China.

Freedom House “La promesa de la democracia sigue siendo real y poderosa. Ampliando su alcance es una de las grandes causas de nuestro tiempo”.

Por último y como corolario de lo desarrollado, hay dos pilares fundamentales donde una nación debe esforzarse, que son el plano económico y el social, teniendo en consideración que, nuestro punto débil como argentinos es el plano económico, aquí debemos trabajar no solo porque lo demuestran los estudios internacionales, sino también porque lo sufrimos a diario.

La Representación Política del Liberalismo: Darse Cuenta

Ante eventos que suceden en la sociedad, tomando nuestro país como ejemplo, podemos observar desde el Estado de Bienestar que por lo general se encuentran hipotéticas soluciones a conflictos o problemas que aquejan a la población. Es posible que el accionar no llegue a beneficiar a esa franja etaria o target en particular al cual se intenta proteger, ya que el legislador se preocupa por cuadrar una ley, y no por quién o como la lleven adelante.  Para medir el resultado es necesario verificar cuál sería (si lo observamos ex ante) o fue (si lo evaluamos ex post) el impacto social de esa política en cuestión.  Es muy común que las políticas implementadas bajo los criterios voluntaristas del Estado de Bienestar no den los resultados esperados. Naturalmente se perdonará la causa (que nunca puede ser equivocada) y se echarán culpas sobre la norma (mal diseñada) o la implementación, o cualquier otra razón.

De todas maneras, en su momento, el plan se ejecutó, y se mostró cómo logro.  Es decir:  sanción de la norma es igual a resultado, sin mas.

¿Pero como el liberalismo mostró históricamente esta realidad a la gente?  ¿La mostró acaso? ¿Pudo la ciudadanía comprender y asimilar el camino que mostraba el liberalismo? ¿Fue capaz de transmitir un camino? ¿Por qué el liberalismo no pudo ser lo suficientemente convincente y formador del ciudadano de a pie, para que una expresión política propia, sea acompañada en forma representativa?

El liberalismo sin voz

En el mundo de post guerra observamos el avance de movimientos políticos que tuvieron una mejor oferta para el electorado en la resolución “percibida” de problemas, desde la mirada del Estado presente o Welfare State.  Aquellos movimientos social-demócratas a veces, o populistas en otros casos; lograron penetrar en muchos estratos sociales, mientras que, las ideas políticas de corte liberal no gozaron de la misma receptividad, permanecieron inmóviles, o no tuvieron la profundidad y el conocimiento necesario para saber qué hacer y qué decirle a sus votantes.

En el siglo XIX se dieron la mayoría de las conquistas de nuestra identidad nacional, que se mantiene en parte desde 1853 y que la Constitución asegura en los valores fundamentales del ideario liberal: la libertad de las personas y la igualdad ante la ley.  Sin embargo, en el siglo siguiente, en una especie de “retroceso voluntario” vía la elección democrática del ciudadano común, se favoreció el surgimiento de ideas voluntaristas (y a veces de corte autoritario), que desvirtuaban los ideales fundacionales.

Párrafo aparte, a nivel internacional ya lo había mencionado Ludwig Von Mises de la Escuela Económica Austríaca en la década del ´20, en su libro El cálculo económico en la comunidad socialista, que el socialismo no funcionaría.  Pensar que, hacía pocos años que la Revolución de febrero de 1917 había provocado la caída del Imperio Ruso, y luego la Revolución de Octubre del mismo año había tenido lugar el movimiento Bolchevique. Sin embargo, salvo excepción, esta escuela económica fue borrada del mapa de la economía hasta la caída de muro de Berlín.

Volviendo con nuestro país, podemos citar, por ejemplo, a las políticas llevadas adelante por la UCR, el peronismo o los gobiernos militares, en una sucesión interminable que llega hasta nuestros días. Todo ello sin que el liberalismo pueda penetrar en la conciencia de la gente, tanto desde lo económico como desde lo social (donde el liberalismo parece haber fallado de plano el mensaje).

Darse cuenta

Promoviendo las ideas de libre mercado, el laissez faire, laissez passer, la no intervención del Estado, la mano invisible de Adam Smith, el Estado Fiscalmente responsable; todo eso, puede ser una condición necesaria pero no es suficiente.  Como expresa Karl Popper en “La Paradoja de la Tolerancia” (véase artículo ya publicado): “…Aunque parezca paradójico para mantener una sociedad tolerante, esta tiene que ser intolerante con la intolerancia…”. ¿Qué significa esto?  Que debemos alzar la voz, no callar, exponer y denunciar a aquel que promueve lo que implica la anulación de derechos constitucionales.  Así de simple.

Si queremos vivir en una sociedad libre, los principios rectores que deberíamos defender son: la igualdad ante la ley, la propiedad privada, los derechos individuales, la libertad de expresión, el libre mercado, etc.  Sin embargo, estos son vulnerados de manera constante frente a nosotros. En el pasado, por períodos dictatoriales y en la actualidad, por grupos de poder.

Una combinatoria letal para una sociedad libre:

Cortes de calle de agrupaciones cuasi extorsivas de la sociedad, Sindicalistas que actúan como mafiosos, empresarios que negocian con un Estado prebendario y corrupto; y una clase política que es capaz de “tomar” cualquier cosa que le parezca conveniente en el momento (expropiando activos, fondos de pensión, empresas que les garanticen un tipo de poder contractual en determinado sector y así aumentar su influencia).

Parafraseando a las propias ideas del liberalismo, no se puede hacer “laissez faire”, con quienes están dispuestos a anular la libertad. No estamos hablando de violencia ni caer en una contradicción con nuestros mismos principios. Ya el liberalismo ha sido injustamente asociado en nuestro país a gobiernos de facto, precisamente para hacer mas fácil la desarticulación de su ideario en la mente de la gente.  Como expresa Alberto Benegas Lynch: “el liberalismo es el respeto irrestricto por el proyecto de vida del prójimo…”. Nadie que se precie de liberal defendería la libertad, anulándola.  No hace falta mas aclaración. 

La Lucha es en las mentes

La misión es mucho mas costosa y trascendente que conformar un partido político.  Es apoyar a la nueva cultura desde los niveles más bajos hasta los más altos, ya que no habrá cambio cultural posible dictado desde las autoridades.   Como bien observamos estos años, de abajo hacia arriba, a través de referentes libertarios en los medios de comunicación, de asociaciones civiles educando, en las redes sociales comunicando, con referencias a las mejoras a largo plazo a nivel institucional en otros países libres; todo este bagaje de transmisión es la materia prima.  El producto: explicar que el trabajo en un país libre es no solo fuente de dignidad, sino también de prosperidad. Y Que la política, no es un fin en sí mismo, sino el vehículo para perfeccionar nuestras instituciones.  Por eso debe estar al servicio de la gente.

Todo esto para llegarle “al ciudadano de a pie”, que es aquel hombre o mujer libre que comprende que su país se deteriora, y busca una alternativa concreta.

Como vemos, la tarea excede por lejos la organización de la representación política.  Es condición necesaria, sí, pero hace faltas más.  Es la creación de los anticuerpos que inmunizarán para siempre a la sociedad, contra los destructores de derechos individuales.  Son los anticuerpos que le permitan a la gente “ver” y “detectar” al virus que carcome la institucionalidad.

Así, daremos espacio a estas ideas y podamos mantenerlas en el tiempo con logros, con éxitos, para ser el país que soñaron nuestros abuelos o bisabuelos inmigrantes cuando eligieron venir, porque a la Argentina se la consideraba un país próspero y libre.

Libre Mercado, Responsabilidad y Descubrimiento

El libre mercado en los términos de Murray N. Rothbard, es un concepto que resume una serie de intercambios que se tiene lugar en determinada sociedad. Cada uno de ellos se realiza como acuerdo voluntario entre dos personas o partes. Ambas en realidad, realizan el intercambio porque esperan beneficiarse de él.  El mismo, se realiza precisamente porque ambas partes se beneficiarían; si no esperaran ganar, no estarían de acuerdo con ello.

Ambas en realidad, realizan el intercambio porque esperan beneficiarse de él.

Quienes consideran como condición sine qua non que debe haber un ganador y un perdedor, o un explotador y un explotado, es porque hay una parte del juego “win-win” que no se está considerando o no se está comprendiendo.

¿Qué es el win-win?

Según Philip Kotler, “lo bueno funciona”… es decir, deben ser medidas en función de lo que se proponga sea un contenido o colaboración de valor para la otra parte, y podría ir desde la venta de un producto, el intercambio de contactos, servicios, menciones en una página web, like en redes sociales, etc….

Ahora, en realidad no todos los intercambios son libres. Esta falta de libertad puede ir desde un acto de comercio entre partes hasta una sociedad que coaccione de manera tal, que no permita determinada práctica.

Si te amenazan y corres peligro con tu vida, el pago es bajo coacción y no voluntario, y él se beneficia a tu costa. El robo, no es libre mercado, el ladrón se beneficia a costa del coaccionado. La explotación no ocurre en el mercado libre, porque es inherente a esa situación, la falta de libertad, de libre albedrío entre las partes para decidir hacer una acuerdo o transacción.

LIBERTAD ( según la Real Academia Española):  situación, circunstancias o condiciones de quien no es esclavo, ni sujeto, ni impuesto al deseo de otros de forma coercitiva. Poder de elegir, siendo responsable.

En efecto, si el libre mercado fuese un intercambio entre irresponsables, donde la coacción es parte integrante del juego, y si no habría poder de policía para que, quienes infringen los actos voluntarios, fueran apercibidos, multados o que conlleve a algún perjuicio o castigo; tendrían razón quienes señalan al laissez faire como mecanismo desregulado, con ausencia de valores,  etc…

Por ello, es fundamental remarcar que lo actos voluntarios, que son con responsabilidad (por el cual se respetan los derechos de propiedad). Según Alberto Benegas Lynch (h) promueven la cooperación social, los intercambios libres, la mejora en la participación, mayor posibilidad de detectar talentos, incentiva la competencia, la innovación, mejorando la calidad de los servicios.

…para que haya un explotador y un explotado, debe haber un mercado NO LIBRE.

La mejor definición posible de libre mercado es a mi parecer, como lo remarca Javier Milei en sus charlas (citándolo a Friedrich A. Von Hayek),  que es un constante descubrimiento… Esto es, las transacciones voluntarias de derechos de propiedad (es decir de bienes y servicios) sirviendo al prójimo con mejor calidad a un mejor precio.  Sin intervenciones que alteren o distorsionen esa característica.  Todo esto teniendo en cuenta de manera tácita (o no explícita), que las partes desarrollan un sistema de preferencias dentro de la escasez en este constante descubrimiento Hayekiano de transmisión de la información, que solo es posible en el marco de una libre concurrencia (no puede ser planificado por un burócrata). Y esta realidad se  exterioriza al momento de cada intercambio, que es en si mismo la expresión de preferencia y acuerdo.

Friedrich Hayek

Resumiendo

entonces, los elementos claves del libre mercado:

    • Libertad de elección (o no coacción)
    • Responsabilidad (sujeción al marco legal que garantiza la no coacción)

Y finalmente,  la consecuencia: el continuo descubrimiento que mejora y perfecciona al propio sistema.

Obsesión Antirrepublicana: «Gobernarás sin Ley»

La justicia es un estorbo para este gobierno.  La prensa es un estorbo para este gobierno. La oposición es un estorbo para este gobierno.  Y finalmente, lo mas grave:  la Constitución es un gran estorbo para este gobierno.

Si al gobernar, existe la convicción de que “el sistema” es un estorbo, pues significa entonces que tenemos un gobierno asonante con el mismo.  Es decir, accedió al gobierno bajo un sistema de leyes, que está en su intención cambiar.  Pero como no puede, entonces, está en su ánimo no respetar.

La ley fundamental, prevé sanamente que solo puede ser cambiada en todo o en algunas de sus partes, mediante mayorías parlamentarias que sean excepcionales. Estuvo expresamente en la intención de los constituyentes, no permitir que la alteración del sistema de derechos y garantías establecido pueda ser cambiado por mayorías circunstanciales.  Esto no es una mera “regla”.  Es una disposición sabia y meditada.  Ya hace 170 años se entendía que hay una diferencia entre un gobierno transitorio, y el sistema de derechos permanente.   Y que los deseos, voluntades, promesas y/o urgencias de un gobierno no están por encima de la Constitución.

Crisitina Fernandez de Kirchner

Pero en nuestro país, al igual que en otros países de Latinoamérica, se ha impuesto una clase política que piensa que el beneficio del pueblo (interpretado por ellos mismos en forma inapelable) está por encima de todo.  No hay nada que pueda ser mas supremo. Y en aras de satisfacerlo, cualquier estorbo es fascista, antipopular y toda clase de calificativos que indirectamente hacen presumir que los derechos y garantías de las personas, son algo secundario y condicional a “la causa”.

Esto lleva ya 17 años en la Argentina, con un breve paréntesis de 4, que dejaron una sensación amarga en lo económico, y como mínimo, de mediocridad en lo institucional. Repasemos algunos hitos que jalonaron estos años, para entender que la gravedad no es solo por el “hoy”, sino por el peso del acoso continuo a la constitucionalidad. Acoso tan permanente y tan cotidiano, que ya podemos hablar de una generación de argentinos que lo ha naturalizado, abriendo así la puerta a imprevisibles consecuencias.  En el pasado se naturalizaron los golpes de Estado, y el país se sumió durante 53 años en la inestabilidad política e institucional.

Mi amigo Chávez

Ya desde el inicio, allá por el 2003, aparecieron los grandes elogios cruzados entre Nestor Kirchner y Hugo Chávez. En ese momento, Chávez era un populista mediático y farandulesco para el resto del mundo, que disfrutaba de un precio del barril de petróleo en ascenso.  Negocios, negociados y alguna valija repleta de efectivo descubierta por error, viajando en vuelos oficiales, da una idea de lo cercana que fue esa relación.

Hugo Chavez y Nestor Kirchner

Pero los vientos empezaron a cambiar en Venezuela a fines de diciembre del 2007 con el primer revés electoral del Chavismo, ni mas ni menos que en el intento de una reforma constitucional para anular la democracia.  De allí en mas, empieza un segundo ciclo del régimen, signado por el deterioro económico, la persecución política abierta que  finalmente desembocará en un fraude electoral en el 2013, que posibilita la reelección de Hugo Chávez. Todo este proceso fue acompañado y festejado por el gobierno argentino, evidenciando una identificación plena con estas prácticas.

Pero no se limita a esta relación, el público apoyo a los gobiernos antidemocráticos.  Cuba, Irán (país agresor de la Argentina), y la ridícula defensa de Muamar Gadafi, el dictador libio depuesto y asesinado durante la primavera árabe en el 2011 son solo algunos de los ejemplos. Este último personaje, reconocido perpetrador de atentados, de espeluznantes costumbres personales (entre ellas, el abuso de menores), tuvo naturalmente muy pocas voces de solidaridad en el mundo. Una de ellas fue la Argentina, equiparándonos a un régimen repugnante.

Callen a la prensa

Luego de un romántico inicio con los medios, solventado por abundante pauta oficial, Nestor Kirchner, impulsivo consuetudinario, estalló por alguna primera plana no favorable al gobierno. No hubo acuerdo y comenzó la guerra con epicentro en el 2009, con la promulgación de una Ley de Medios. Esta tenía como finalidad desguazar los principales grupos de medios opositores (Grupo Clarín en particular) y crear una serie de medios adictos financiados por el Estado.

Ernestina Herrera de Noble (1925-2017). Titular del Grupo Clarín, perseguida y detenida por supuesta apropiación de hijos de desaparecidos. La justicia demostró que la acusación era falsa.

La persecución impositiva (no solo a medios, sino también a periodistas y simples entrevistados que no opinaran a favor en los medios de comunicación) fue otra táctica utilizada. Por supuesto, la compra de voluntades ocupaba un rol importante, pero no se privaron de nada. Desde bloqueos a plantas impresoras para impedir la distribución de periódicos, hasta la acusación de robo de bebés durante la represión ilegal de la última dictadura; pasando por una bizarra historia sobre la adquisición de la papelera que provee de materia prima a los diarios (bajo una supuesta coacción y bajo tortura, también mezclada con la represión ilegal, que como vemos sirvió para casi todo); fueron usados como arma contra la libertad de expresión.

2013, el año que vivimos en peligro

Quizás, el punto culminante del régimen llega ese año, cuando luego de una victoria electoral contundente en el 2011, Cristina Kirchner recupera el control del Congreso, y empieza a instalar la idea de “Cristina Eterna”, para habilitar un tercer mandato en el poder.  Solo hace falta la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente y las elecciones del 2013 son un buen momento para eso. Una oposición fragmentada, sin recursos y sin ideas son el ingrediente faltante de un coctel ideal para proyecto hegemónico antirrepublicano.  Y hacia allí íbamos inexorablemente.

Periodista Jorge Lanata y Fiscal Alberto Nisman

Pero algo pasó.  Argentina siempre sorprende y nunca está dicha la última palabra. Un original programa del periodista Jorge Lanata, reflota un hecho de corrupción ya conocido, pero bajo un formato original e impactante.  Alcanzará picos de rating inusuales para este tipo de programas, y ayudado por la propia torpeza del gobierno, al intentar censurarlo y digitar el horario del futbol para quitarle audiencia, terminan instalando el tema de forma mas profunda todavía.  Esto apura las ambiciones de un joven y oportunista político surgido desde la propias filas del Kirchnerismo, Sergio Massa, que logrará atraer y dividir el electorado del oficialismo.  La imagen del gobierno se derrumba y el proyecto reeleccionista feneció.

El gobierno Kirchnerista nunca se pudo recuperar de ese golpe. Habiendo entrado nuevamente en default con los acreedores internacionales; asesinato por medio de un Fiscal Federal y peleado con su propio “candidato delfín”, termina perdiendo las elecciones del 2015 en el ballotage por un 1,34 % del electorado.

Disolver el poder judicial

Pero han vuelto.  Dicho por ellos mismos: “hemos mejorado”.  No queda claro el sentido de la frase:  si se volvieron mas respetuosos de la institucionalidad, o si por el contrario, sofisticaron sus métodos de perversión de la legalidad.

Todo parece indicar que estamos ante lo segundo.  Sin esperar al final de la epidemia de coronavirus (aunque sea por decoro ante la profunda crisis), es menester evitar que el Poder Judicial siga “estorbando”. Que mejor para ello que sumar jueces adictos en forma masiva y diluir así a los pocos “rebeldes” (que en la práctica son solo negociadores mas duros, nada mas).   Es vital para reiniciar el proyecto. Ya hay continuadores del régimen: el primogénito de Nestor Kirchner es una posibilidad, pero no se pueden cometer los mismos “errores”. La justicia, no puede una vez mas ser un estorbo.

Algunas consideraciones finales

Debe ser bastante frustrante gobernar un país que tiene reglas distintas a las que uno quisiera.  Siempre me pregunté que haría si llegara al gobierno alguno de los partidos de extrema izquierda.  Debe ser algo insoportable. Desplegar pacientemente durante toda una vida una estrategia para cumplir la aspiración máxima: ocupar el sillón de Rivadavia, para finalmente estar con las manos atadas.

Pero esas son las reglas.  Las ideas políticas pueden ser contrarias a las normas de nuestra Constitución. Y aunque esas ideas pueden ser incluso refrendadas en una elección y llegar a la Casa de Gobierno, no significa que se puedan llevar a cabo. Una cosa es una elección, y otra muy distinta, la Constitución.

Pero por lo visto, vamos nuevamente por un camino de riesgo. Bajo la mirada distraída y confundida de un pueblo aturdido por una epidemia inédita. Es hora de no hacer silencio. Es hora de que cada uno nos convirtamos en un “estorbo”.

La Carta Magna, Principio del Fin a la Arbitrariedad del Poder

En la sociedad feudal medieval los reyes eran ungidos y reinaban por la gracia de Dios, administrada eso sí, por el obispo de turno. Algunos reyes no entendían o se olvidaban que para reinar, en vez de “vis et voluntas regis” (en latín “fuerza y voluntad real”), hacía falta gozar de la buena disposición de los gobernados. Era prerrogativa del rey disponer de la vida y confiscar los bienes de los nobles acusados de desacato a la corona (por ejemplo, no pagar los impuestos). En esa época, a diferencia de una república moderna, no existía la separación entre el poder el ejecutivo y el judicial.

Juan «Sin Tierra»

Juan I, conocido como ”Juan sin Tierra” (1166-1216), rey de Inglaterra desde el 1199, accede al trono al morir su hermano Ricardo III en la 3ra cruzada. Por falta de recursos militares y sus desavenencias con los nobles normandos, bretones, y angevinos, Juan sin Tierra perdió el ducado de Normandía. Sin embargo, no se resignó, intentando recuperarlas a toda costa y tuvo la mala idea de aumentar notablemente los impuestos a los nobles en Inglaterra.
No contento con ello, Juan realiza reformas al sistema judicial permitiendo a la corona actuar (y cobrarse las tasas y sobornos para fallar a favor o en contra) a través de sus agentes judiciales en asuntos que antes eran juzgados por los nobles de cada lugar. Esto afectó fuertemente los privilegios adquiridos de la nobleza y dio lugar a la primera rebelión de los barones, quienes no estaban dispuestos a perder sus rentas ni querían participar en aventuras militares que no les rendían ningún beneficio económico ni dinástico.
En 1214, Juan sin Tierra perdió la Guerra contra Felipe II de Francia en la batalla de Bouvines. A su vuelta a Inglaterra, este rey impopular y desprestigiado se vio obligado a negociar con los barones rebeldes del Norte y Este de Inglaterra, que le exigieron que firmase la “Magna Carta Libertatum” (en latín: «Gran Carta de las Libertades»). Mas tarde conocida con Carta Magna (Gran Carta).

Una de las 4 versiones que se conservan de la Carta Magna. Está escrita en forma contínua, sin diferenciar cláusulas (la itemización es una convención utilizada para su abordaje)

Si bien estaba basada en la “Carta de Libertades” que había sido establecida por el Rey Enrique I un siglo antes, ésta fue mucho mas lejos en el establecimiento de límites al poder. Por eso, este es un gran hito en la historia. Es la primera vez, que se posiciona una ley, que surge como parte de un acuerdo, que se documenta, y que sin límite de tiempo, establece la supremacía de ese acuerdo y del documento que emana de este, por sobre la voluntad de un rey.
Es decir: hay algo escrito, que es ley, no emana del rey, y este no solo no puede alterarlo, sino que además se obliga a respetarlo.
La Carta Magna apuntaba solo a los derechos económicos y políticos de los hombres libres (particularmente la nobleza), pero también incluía algunos pocos derechos de los siervos siguiendo el modelo y el estilo del Estatuto de Enrique I, así como las costumbres legales ya existentes de larga data en Inglaterra. Si bien protegía más que nada a los nobles, quienes gozaban de poder absoluto en sus dominios, es un hito crucial en la lucha del gobernado contra la arbitrariedad del gobierno, pues formalizó un método para limitar la autoridad del rey basado en el principio de que solo se puede gobernar con el consentimiento de los gobernados. Además, normaba los alcances de las prerrogativas del Rey, no ya en forma tácita, sino explícita. Es decir, protegía a futuro a los súbditos de un mal rey o un rey arbitrario y déspota.
El derecho a un juicio justo, bajo jueces naturales, el derecho a la propiedad (y la no confiscación), el derecho al comercio, el derecho a debatir las decisiones trascendentales como la guerra, el derecho a consensuar los tributos en forma previa. Todos esos derechos están delineados en sus cláusulas. Los mismos irán evolucionado a partir de este momento.

La Carta Magna tenía 63 cláusulas que establecían varios derechos, entre ellos:

♦ La corona no se apropiaría los bienes de la iglesia cuando un abad o un obispo muriese y garantizaría su integridad hasta que uno nuevo fuese elegido,
♦ Los barones podrían pasar su acervo económico libre de cargo a sus herederos en caso de muerte,
♦ Si un noble cometía algún crimen no podría estar exonerado pagando una multa a la corona. Debía ser juzgado de acuerdo con la tradición del reino.
♦ Ningún hombre libre podrá ser detenido o encarcelado o privado de sus derechos o de sus bienes, ni puesto fuera de la ley ni desterrado o privado de su rango de cualquier otra forma. No se usará la fuerza contra él sino en virtud de sentencia judicial de sus pares o por ley del reino.
♦ Límites a los tributos y otros pagos a la corona.
♦ Muchas normas relativas a la transmisión de los bienes para evitar arbitrariedades en los casos de fallecimiento.
♦ Limitaciones en cuanto a la potestad del rey para demandar auxilio y la obligación de los nobles en acudir para participar en guerras o actividades militares.
♦ Libertad de comercio para los mercaderes.

Juan Sin Tierra fue llavado al cine mayormente de la mano de Robin Hood. En este caso, en la versión de Ridley Scott (2010), interpretado por Oscar Isaac.

Pero la Carta Magna no termina en el establecimiento de derechos. Instituye además un “Concilio de 25 barones” para vigilar su cumplimiento. Esto generaba un cambio político inédito, dando inicio a un órgano elegido, que funcionaba como una limitación al poder del rey.
La Carta Magna fue redactada por el obispo Langton, como parte de un proceso de mediación entre los barones rebeldes y el rey. Finalmente, este acuerdo no prosperó porque ninguna facción la respetó, llevando a la primera guerra de los barones en 1216. Ese año muere Juan sin Tierra y los nobles leales a la corona lograron vencer a los rebeldes logrando que el heredero de Juan sin Tierra fuese coronado a los 9 años como Enrique III. Como producto de las guerras con los Nobles habrá nuevas versiones de la Carta Magna, que se irán sucediendo, algunos como meros intentos, en 1216, 1217, 1225. Para cuando Enrique III alcanza la adultez, su reinado ya había incorporado la mecánica de establecer limitaciones al poder. La monarquía había cambiado para siempre.
En los siglos siguientes, la Carta Magna sería reinterpretada e invocada una y otra vez, formando una pieza importante en la dinámica política de Inglaterra. Mas tarde, hacia fin del siglo XVIII, será inspiradora de la nueva época del constitucionalismo, recogiéndose su legado en la Constitución de Estados Unidos de América, no ya como un acuerdo de paz entre los nobles y la monarquía, sino como un documento organizador del Gobierno y declaración de derechos y garantías para todos los ciudadanos.

Monumento que recuerda el lugar donde se firmó ( Runnymede, Surrey, Inglaterra)

En la actualidad, a 800 años de ese momento histórico, aún sigue siendo invocada por políticos y juristas.  La razón es simple: muchos de sus motivos y conquistas, siguen teniendo vigencia plena en la actualidad. Cada tanto,  distintos países (pero muy en  especial el nuestro),  son afectos a «olvidarse» de que administrar el Estado, no significa encarar aventuras económicamente ruinosas,  a costa de aumentar la presión impositiva.   Y que cuando eso sucede,  sin una justificación razonable,  los gobernados lo harán pesar de alguna manera.  No terminan aquí su mensaje a la actualidad.  Latinoamerica está sufriendo una especie de «involución institucional»: gobiernos afectos a las expropiaciones; intentos solapados (y exlícitos también) de controlar al poder judicial y torcer su independencia; intervenciones en la actividad comercial; etc.. En fin, como reza el tango: «que 800 años no es nada….»

 

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