Obsesión Antirrepublicana: «Gobernarás sin Ley»

La justicia es un estorbo para este gobierno.  La prensa es un estorbo para este gobierno. La oposición es un estorbo para este gobierno.  Y finalmente, lo mas grave:  la Constitución es un gran estorbo para este gobierno.

Si al gobernar, existe la convicción de que “el sistema” es un estorbo, pues significa entonces que tenemos un gobierno asonante con el mismo.  Es decir, accedió al gobierno bajo un sistema de leyes, que está en su intención cambiar.  Pero como no puede, entonces, está en su ánimo no respetar.

La ley fundamental, prevé sanamente que solo puede ser cambiada en todo o en algunas de sus partes, mediante mayorías parlamentarias que sean excepcionales. Estuvo expresamente en la intención de los constituyentes, no permitir que la alteración del sistema de derechos y garantías establecido pueda ser cambiado por mayorías circunstanciales.  Esto no es una mera “regla”.  Es una disposición sabia y meditada.  Ya hace 170 años se entendía que hay una diferencia entre un gobierno transitorio, y el sistema de derechos permanente.   Y que los deseos, voluntades, promesas y/o urgencias de un gobierno no están por encima de la Constitución.

Crisitina Fernandez de Kirchner

Pero en nuestro país, al igual que en otros países de Latinoamérica, se ha impuesto una clase política que piensa que el beneficio del pueblo (interpretado por ellos mismos en forma inapelable) está por encima de todo.  No hay nada que pueda ser mas supremo. Y en aras de satisfacerlo, cualquier estorbo es fascista, antipopular y toda clase de calificativos que indirectamente hacen presumir que los derechos y garantías de las personas, son algo secundario y condicional a “la causa”.

Esto lleva ya 17 años en la Argentina, con un breve paréntesis de 4, que dejaron una sensación amarga en lo económico, y como mínimo, de mediocridad en lo institucional. Repasemos algunos hitos que jalonaron estos años, para entender que la gravedad no es solo por el “hoy”, sino por el peso del acoso continuo a la constitucionalidad. Acoso tan permanente y tan cotidiano, que ya podemos hablar de una generación de argentinos que lo ha naturalizado, abriendo así la puerta a imprevisibles consecuencias.  En el pasado se naturalizaron los golpes de Estado, y el país se sumió durante 53 años en la inestabilidad política e institucional.

Mi amigo Chávez

Ya desde el inicio, allá por el 2003, aparecieron los grandes elogios cruzados entre Nestor Kirchner y Hugo Chávez. En ese momento, Chávez era un populista mediático y farandulesco para el resto del mundo, que disfrutaba de un precio del barril de petróleo en ascenso.  Negocios, negociados y alguna valija repleta de efectivo descubierta por error, viajando en vuelos oficiales, da una idea de lo cercana que fue esa relación.

Hugo Chavez y Nestor Kirchner

Pero los vientos empezaron a cambiar en Venezuela a fines de diciembre del 2007 con el primer revés electoral del Chavismo, ni mas ni menos que en el intento de una reforma constitucional para anular la democracia.  De allí en mas, empieza un segundo ciclo del régimen, signado por el deterioro económico, la persecución política abierta que  finalmente desembocará en un fraude electoral en el 2013, que posibilita la reelección de Hugo Chávez. Todo este proceso fue acompañado y festejado por el gobierno argentino, evidenciando una identificación plena con estas prácticas.

Pero no se limita a esta relación, el público apoyo a los gobiernos antidemocráticos.  Cuba, Irán (país agresor de la Argentina), y la ridícula defensa de Muamar Gadafi, el dictador libio depuesto y asesinado durante la primavera árabe en el 2011 son solo algunos de los ejemplos. Este último personaje, reconocido perpetrador de atentados, de espeluznantes costumbres personales (entre ellas, el abuso de menores), tuvo naturalmente muy pocas voces de solidaridad en el mundo. Una de ellas fue la Argentina, equiparándonos a un régimen repugnante.

Callen a la prensa

Luego de un romántico inicio con los medios, solventado por abundante pauta oficial, Nestor Kirchner, impulsivo consuetudinario, estalló por alguna primera plana no favorable al gobierno. No hubo acuerdo y comenzó la guerra con epicentro en el 2009, con la promulgación de una Ley de Medios. Esta tenía como finalidad desguazar los principales grupos de medios opositores (Grupo Clarín en particular) y crear una serie de medios adictos financiados por el Estado.

Ernestina Herrera de Noble (1925-2017). Titular del Grupo Clarín, perseguida y detenida por supuesta apropiación de hijos de desaparecidos. La justicia demostró que la acusación era falsa.

La persecución impositiva (no solo a medios, sino también a periodistas y simples entrevistados que no opinaran a favor en los medios de comunicación) fue otra táctica utilizada. Por supuesto, la compra de voluntades ocupaba un rol importante, pero no se privaron de nada. Desde bloqueos a plantas impresoras para impedir la distribución de periódicos, hasta la acusación de robo de bebés durante la represión ilegal de la última dictadura; pasando por una bizarra historia sobre la adquisición de la papelera que provee de materia prima a los diarios (bajo una supuesta coacción y bajo tortura, también mezclada con la represión ilegal, que como vemos sirvió para casi todo); fueron usados como arma contra la libertad de expresión.

2013, el año que vivimos en peligro

Quizás, el punto culminante del régimen llega ese año, cuando luego de una victoria electoral contundente en el 2011, Cristina Kirchner recupera el control del Congreso, y empieza a instalar la idea de “Cristina Eterna”, para habilitar un tercer mandato en el poder.  Solo hace falta la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente y las elecciones del 2013 son un buen momento para eso. Una oposición fragmentada, sin recursos y sin ideas son el ingrediente faltante de un coctel ideal para proyecto hegemónico antirrepublicano.  Y hacia allí íbamos inexorablemente.

Periodista Jorge Lanata y Fiscal Alberto Nisman

Pero algo pasó.  Argentina siempre sorprende y nunca está dicha la última palabra. Un original programa del periodista Jorge Lanata, reflota un hecho de corrupción ya conocido, pero bajo un formato original e impactante.  Alcanzará picos de rating inusuales para este tipo de programas, y ayudado por la propia torpeza del gobierno, al intentar censurarlo y digitar el horario del futbol para quitarle audiencia, terminan instalando el tema de forma mas profunda todavía.  Esto apura las ambiciones de un joven y oportunista político surgido desde la propias filas del Kirchnerismo, Sergio Massa, que logrará atraer y dividir el electorado del oficialismo.  La imagen del gobierno se derrumba y el proyecto reeleccionista feneció.

El gobierno Kirchnerista nunca se pudo recuperar de ese golpe. Habiendo entrado nuevamente en default con los acreedores internacionales; asesinato por medio de un Fiscal Federal y peleado con su propio “candidato delfín”, termina perdiendo las elecciones del 2015 en el ballotage por un 1,34 % del electorado.

Disolver el poder judicial

Pero han vuelto.  Dicho por ellos mismos: “hemos mejorado”.  No queda claro el sentido de la frase:  si se volvieron mas respetuosos de la institucionalidad, o si por el contrario, sofisticaron sus métodos de perversión de la legalidad.

Todo parece indicar que estamos ante lo segundo.  Sin esperar al final de la epidemia de coronavirus (aunque sea por decoro ante la profunda crisis), es menester evitar que el Poder Judicial siga “estorbando”. Que mejor para ello que sumar jueces adictos en forma masiva y diluir así a los pocos “rebeldes” (que en la práctica son solo negociadores mas duros, nada mas).   Es vital para reiniciar el proyecto. Ya hay continuadores del régimen: el primogénito de Nestor Kirchner es una posibilidad, pero no se pueden cometer los mismos “errores”. La justicia, no puede una vez mas ser un estorbo.

Algunas consideraciones finales

Debe ser bastante frustrante gobernar un país que tiene reglas distintas a las que uno quisiera.  Siempre me pregunté que haría si llegara al gobierno alguno de los partidos de extrema izquierda.  Debe ser algo insoportable. Desplegar pacientemente durante toda una vida una estrategia para cumplir la aspiración máxima: ocupar el sillón de Rivadavia, para finalmente estar con las manos atadas.

Pero esas son las reglas.  Las ideas políticas pueden ser contrarias a las normas de nuestra Constitución. Y aunque esas ideas pueden ser incluso refrendadas en una elección y llegar a la Casa de Gobierno, no significa que se puedan llevar a cabo. Una cosa es una elección, y otra muy distinta, la Constitución.

Pero por lo visto, vamos nuevamente por un camino de riesgo. Bajo la mirada distraída y confundida de un pueblo aturdido por una epidemia inédita. Es hora de no hacer silencio. Es hora de que cada uno nos convirtamos en un “estorbo”.