Liberalismo y Bienestar General

En estos últimos doscientos años, los seres humanos, han venido teniendo mejoras sustanciales con respecto a cómo viven, como trabajan, que aprenden, como se relacionan socialmente, como alcanzan su desarrollo personal, etc.  Esto ha sido posible por un lado gracias a los saltos tecnológicos que nos permitió darle velocidad a los cambios, y por otro a la mejora en las relaciones de convivencia, producto del pasaje de sistemas monárquicos (donde el Rey era Gobierno y Juez) a Estados Democráticos, por el cual las mismas Constituciones fueron brindando esta separación de poderes.

Ambos factores están relacionados. No sería posible que el ser humano se desenvuelva mejor en un ambiente rígido, de un poder unipersonal a uno por el cual, al respeto por la vida y las libertades individuales sean las premisas donde se funda el sistema.

La libertad como sistema de vida

Si bien existen varios estudios que confirman este hecho, voy a citar uno de ellos, el estudio realizado por el economista Max Roser de la Universidad de Oxford, donde da cuenta que, en el año 1820, solo el 0.92% de la población mundial vivía en Democracia. Luego se dan dos hechos que hacen dar un salto importante: primero la salida de la 2da guerra mundial, pasando de un 9.37% en 1942 a más del 30% en 1947; y segundo la caída del muro de Berlín del 41% en 1989 a 47% en 1991. Para el 2015 alrededor del 55% del planeta vive en libertad.

En un sistema democrático y republicano, si un gobierno se equivoca, que mejor que las personas (sean estas ciudadanas, periodistas, etc.) puedan expresarse tanto a favor como en contra; que el ejecutivo vea sus equivocaciones y revise su proyecto político o que, le suceda otro para ese beneficio mayor que es la sociedad.  Los parámetros de libertad de expresión y elección son los que hace esto posible.

La disminución de la pobreza extrema

De la misma manera, para el caso de la pobreza, en el año 1820 había un 90% de pobres extremos (90-10), contra el 2015, que son solo el 10% (10-90).                 

Source: Gapminder and the World Bank

Quizás el mayor error conceptual acerca de este proceso de crecimiento de la riqueza (o disminución de la pobreza), es suponer que esto se debe al mero avance tecnológico.  Aun así, deberíamos poder explicar el porqué del avance tecnológico.  Como es que la humanidad tuvo ínfimos avances tecnológicos durante los 1000 años de la Edad Media, muy pocos durante los siguientes 300 años de la Edad Moderna, y luego en forma vertiginosa a partir de la primera, pero en especial desde la segunda Revolución Industrial. ¿Se trató de un factor “acumulativo” que explotó en forma exponencial cuando llegó a un determinado punto? Si fuera así, ¿cuál fue el detonante?

La realidad es que esta visión está mirando el “efecto”.  Por eso no puede explicar el proceso.  Está mirando el fenómeno al revés.  La relación causa-efecto, es como lo expresamos, las “nuevas ideas”. Es el constitucionalismo y su secuela de libertad, a la vez combinada con la entronización de la ciencia por sobre los dogmas (justamente porque existió libertad para pensar diferente), la que originó el avance de la ciencia en todos los campos, desde fines del siglo XVIII.  Este avance científico combinado con nuevas ideas políticas sobre la economía, parieron la revolución industrial, los avances en la salubridad y la expectativa de vida, y finalmente, una rueda que pudo girar LIBREMENTE por primera vez en la historia humana:  el círculo virtuoso entre interés económico empresario y la satisfacción de necesidades humanas.

El avance tecnológico no es un impulsor, es consecuencia y refuerzo del sistema.   He aquí el motor.

Realidad vs. sensación

Sin embargo, muy poca gente cree que el mundo mejora en cuanto a la pobreza extrema, la educación básica, las personas que viven en democracia, la libertad, etc.  Max Roser añade en una entrevista al diario El País que: “…los cambios positivos necesitan mucho tiempo”, ya que las tendencias se construyen a lo largo de décadas o incluso siglos. En cambio, nuestra psicología hace que prestemos más atención a los eventos negativos, ya que podrían suponer un peligro, y además los medios nos fijamos menos en las tendencias a largo plazo y más en eventos, que a menudo son negativos, como las crisis económicas, atentados, accidentes…”.

Y por último para demostrarlo añade: “…debemos fijarnos en lo que sigue mal para intentar mejorarlo. Eso sí, ver lo que va bien nos anima a continuar y a darnos cuenta de que podemos contribuir a mejorar las cosas, aunque no nos lo parezca. De hecho, el cambio principal en estos 200 años es que nos hemos dado cuenta que estos problemas se pueden solucionar. En cambio, hace dos siglos ni siquiera sabíamos que había un problema…”.

Es interesante observar en el cuadro a continuación (estudio de Libertad Económica del Heritage Foundation) donde se destaca que, a mayor libertad, mejor el rendimiento en educación, protección ambiental, reducción de la pobreza, crecimiento económico y por ende, mayor bienestar general.

Source: https://www.heritage.org/index/ranking

 La Argentina

En dicho estudio, se posiciona a la Argentina en el puesto 169 sobre 178 países en el 2016 y ahora en el 2020 en el puesto 149 sobre 180. Somos penalizados sobre todo en libertad de mercado (negocios e inversiones), en las regulaciones laborales, monetarias, y en lo fiscal.

Freedom in the World – 2019 (Fuente FreedomHouse.org)

Por otro lado, en el análisis, ya no en lo concerniente a la libertad económica, sino sobre las libertades sociales, el Freedom in the world del Freedom House, pone a nuestro país en una buena posición, dándole un puntaje interesante a los derechos civiles, aunque con un modesto score a los derechos políticos.  Da una recomendación para las democracias, para fortalecer y proteger los valores de estas, que van desde el respeto a los DDHH en nuestro país, fomentar la “comprensión pública” de los principios democráticos entre los jóvenes sobre todo, favorecer leyes que protejan contra la influencia extranjera sobre los funcionarios, contra la injerencias en las elecciones, y exigir a las redes sociales que no desinformen en sus plataformas. Por último, y ya saliendo de la esfera doméstica, defender y expandir la democracia en el mundo.

También recomienda al sector privado adherirse a los principios rectores de empresas de la ONU y DDHH, contrarrestando los avances de la censura de países que lo hacen desde el Estado, dando de ejemplo a China.

Freedom House “La promesa de la democracia sigue siendo real y poderosa. Ampliando su alcance es una de las grandes causas de nuestro tiempo”.

Por último y como corolario de lo desarrollado, hay dos pilares fundamentales donde una nación debe esforzarse, que son el plano económico y el social, teniendo en consideración que, nuestro punto débil como argentinos es el plano económico, aquí debemos trabajar no solo porque lo demuestran los estudios internacionales, sino también porque lo sufrimos a diario.