Claves del Sistema de Libre Mercado: el “Precio” – Parte I

Existe una tendencia muy generalizada (incluso en aulas universitarias) a sostener que el precio de un bien o servicio es una resultante matemática de la sumarización de sus costos de producción, más un porcentaje de ganancia.

Nada más alejado de la realidad.  Es curioso que aún hoy se discutan los mecanismos de formación de precios.  Podrán no ser del agrado de algunos por pre-conceptos ideológicos, pero lo que no puede es discutirse la realidad de su mecánica.  Para comprender el concepto de precio para un mercado dado, uno de mis ejemplos predilectos es el del “valor de un vaso de agua”.

El valor de un vaso de agua:

¿Cuánto cobran por el vaso de agua que acompaña un café, en un bar? Estimo que nada. O casi nada.  ¿Cuánto vale una botella de agua mineral,  de 400 cm cúbicos?  No mucho.  Personalmente no estoy dispuesto a pagar mucho por ella. Diría que  mucho menos que una copa de  vino, por ejemplo.   Todos estaríamos de acuerdo. Ahora bien, ¿cuánto estarías dispuesto a pagar por un vaso de agua en el desierto, si de ese vaso de agua dependiera tu vida?  Verdad que pagarías,  digamos… ¡cualquier precio!   Obviamente sí. Todos tus bienes, y más.

Este ejemplo extremo nos demuestra que en realidad,  el precio está en función de la situación, el lugar, los oferentes, el grado de preferencia de los demandantes. En definitiva, de la necesidad expresada por uno o mas consumidores en un momento y en un lugar dado.  Todo eso junto es, lo que conocemos como “Mercado”.  Quien puso en evidencia esa subjetividad del valor por primera vez fue Carl Menger (1840-1921).

El problema Moral:

Claro, acá aparecen las primeras voces en contra que dicen que ese tipo de cosas constituye una aprovechamiento, una explotación de la “necesidad” de ese pobre hombre sediento. ¡Una inmoralidad! ¡Una especulación vil!  Más allá de esas opiniones (que ya vamos a abordar), no cambia el postulado a demostrar en cuanto a la formación de los precios. El precio se determina en base a las necesidades y preferencias de consumidores (o demandantes) que concurren a un mercado donde hay oferentes dispuestos a satisfacer a esa demanda.

No faltará quien quiera obligar a vender un vaso de agua en el desierto a un “precio razonable”, para evitar este aprovechamiento vil de la necesidad de los pobres sedientos.   Pero,  ¿cuál es el “precio razonable” de ese vaso de agua?  El oferente debió esperar pacientemente la llegada de un sediento, tuvo que llegar hasta allí con el agua e instalarse, debió conservar de alguna manera el agua sin que se evapore, sustentarse a sí mismo y la infraestructura necesaria. Todo esto no estuvo exento del riesgo a que una habitual tormenta de arena destruya todo e incluso ponga en peligro su integridad física. ¡Y finalmente, el propio riesgo de que no aparezca ningún sediento!

En plena pandemia del COVID19, el petróleo, por primera vez en la historia tiene valor negativo. Una prueba contundente de que lo que sobra, no vale.

Transporte, infraestructura, riesgo, tiempo de espera.  Todo eso para poder ofrecer el vaso de agua. Pensándolo un poco, empieza a cobrar cierto sentido el precio exorbitante. ¿Y cómo podemos hacer para resumir todos estos factores en un simple vaso de agua?  Nos adentramos aquí en uno de los errores mas habituales de las “mentalidades controladoras de precios”: su falta de entendimiento sobre lo que es una ganancia razonable.  Al ignorar factores como el riesgo, la probabilidad de fracaso, la frecuencia de venta (o volumen de venta); terminan estableciendo “precio razonables” que en la práctica no lo son, con el correlato lógico: la desaparición de esa oferta. O sea, para este caso: nadie ofrecerá un vaso de agua en el desierto, porque sencillamente no es conveniente (no tiene sentido económico).  En definitiva, el problema del “precio razonable” es un tema “subjetivo” y son los consumidores quienes terminarán zanjando el problema comprando mucho, poco o nada.

Bien, hasta aquí hicimos una descripción de la teoría de determinación de los precios. Abordaremos en nuestra próxima entrega las objeciones mas habituales a esta teoría.

Por favor, continúa la segunda parte aquí:  Claves del Sistema de Libre Mercado: el “Precio” – Parte II