El humor político en general, es una fuente inagotable en Argentina. Quizás por eso, Argentina ha tenido muchas generaciones de verdaderos talentos en este Arte con mayúscula. Dentro del mismo, una especialidad muy prolífica ha sido el humor político gráfico.
De la mano del desarrollo histórico de la prensa escrita en Argentina, aparecen a lo largo de las épocas estos verdaderos comediantes. No quiero llamarlos “dibujantes”. No lo son. Son mucho mas que eso. La caricatura es solo una parte del chiste.
Ya desde temprano, fue una especialidad que saltó fuera del periódico. La revista “Caras y Caretas”, es la expresión mas contundente de ello. Con el tiempo, otras publicaciones como “Tía Vicenta” y mas tarde la revista “Humor”, tendrían una difusión enorme y harían escuela.
El valor histórico
Esas caricaturas son una ventana a la historia. Pero no la historia documentada en los libros. Ni siquiera la documentada en el resto del periódico donde está esa caricatura, donde aparecen en una tabla plana las noticias, una al lado de la otra. Hay algo que la historia no puede reflejar con precisión: el sentir de la gente en un momento dado. Podemos conocer personas, fechas, hechos. Pero no es tan fácil conocer “que” o “quienes” resultaban interesantes a la gente común. La historia hace una delimitación caprichosa de la realidad, seleccionando los hechos, las personas, las decisiones que son trascendentes. Que marcan hitos y jalonan los cambios de la sociedad.
Pero son esas caricaturas las que nos muestran la verdadera “historia del día”. La que está conmoviendo en ese momento. Aquella en la que la gente está poniendo su atención. Aunque quizás, no sea de una trascendencia real o política para le futuro. Nos muestran personas y hechos que en muchos casos, la historia los devoró en su afán de “síntesis comprensiva”.
El humor, un arma letal
No es casualidad que mas de una vez, los humoristas hayan sido prohibidos y presionados por el poder. El humor ha sido, y lo es cada vez mas, una herramienta de construcción o de destrucción política. Funciona de ambos sentidos.
Los mecanismos de descalificación o de promoción habituales, no pueden alcanzar nunca el resultado que tienen en manos de un humorista sagaz. Tanto la elevación desde lo desconocido, como la ridiculización popular. Y como ya se ha dicho, se puede volver desde todas partes, menos desde el ridículo.
La imposición en el imaginario popular a través de la humorada, suele transformarse en una marca indeleble, que muchas veces inicia o sostiene una cadena de hechos reales que afectan la política del país.
Baste recordar la estigmatización del Presidente Illia como una “tortuga”, y la sensación que quedaría instalada a partir de ese momento.
En los próximos artículos de esta serie abordaremos los casos paradigmáticos del humor político gráfico argentino y lo que quizás es su versión actual: los memes en las redes sociales.
Excelente articulo.